jueves, 5 de agosto de 2010

Alí nos cuenta su historia...



Hace mucho frío, huele fatal, a sudor, salitre y excrementos. Estos olores es lo único que Alí puede sentir, a parte del sonido de las olas y la respiración de las otras 60 personas que van con él en la patera. De repente una ola vuelca la patera, pocos, o más bien sólo uno, sabe nadar, el resto simplemente se ahoga entre el oleaje del Estrecho. Alí ahora se encuentra en otro lugar, también está oscuro y huele mal pero no está mojado. ¿Ha sido un sueño? no. Más bien sólo un recuerdo demasiado doloroso y reciente para ser olvidado... "Todo empezó, dijo Alí, cuando vi a mi madre dándole todos sus ahorros a un señor de la aldea. Más tarde le pregunté por ello y me dijo que era para mejorar mi vida. Aún no he notado esa mejoría. Llevo dos meses en este maldito país comiendo de las sobras, durmiendo donde puedo y echando de menos a toda mi familia y amigos. Pero no puedo volver, sería tan sencillo como ir a una Comisaría y que me deportaran, pero debo hacerlo por ellos, sin el poco dinero que les envío morirían. En fin, debo ir a buscar algún semáforo que, a estas alturas quede libre, a ganarme la vida, aunque me arda el sol en verano, aunque se me entumezcan los dedos en invierno, debo hacerlo. Sólo pienso en volver algún día a ver sus caras, encontrar una buena mujer, tener hijos y vivir tranquilamente. No creo que esto cueste tanto..."

Pablo Moreno Villalba 4º ESO

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