miércoles, 19 de mayo de 2010

El campo de batalla

Creo que lo mejor es que no sepáis mi nombre aunque, de todos modos, la verdad, no creo que eso importe mucho.

Me encuentro en el corazón del infierno, en el fragor de la guerra, no sé cuánto tiempo llevo sumergido aquí, he perdido la noción del tiempo y el miedo me invade por completo. Estoy atrapado aquí y sólo intento sobrevivir armado con mi rifle y mi cuchillo. A veces me paro a contemplar el panorama que se encuentra a mi alrededor, veo explosiones por todos lados y cómo mis compañeros, a los que tanto quiero, van cayendo poco a poco a causa de la incesante multitud de descargas sobre el campo de batalla. Los veo ahí, quietos, paralizados y cómo lentamente caen y se desplomaban contra el suelo. Al fin me armé de valor y salí de mi escondite y, agarrando firmemente mi rifle y cerrando fuertemente los ojos, salí corriendo y disparé a todo cuánto podía con tal de poder acabar de una vez por todas con este terrible infierno.

Estuve así durante no mucho tiempo porque, de repente, me invadió el miedo y me flaquearon las fuerzas, me desmayé al momento, estuve inconsciente unas horas hasta que al fin pude abrir los ojos lentamente. Me incorporé poco a poco y me quedé agachado un momento observando los cadáveres de mis compañeros caídos. De repente me vino una voz a mi cabeza diciéndome que tenía que luchar por ellos, que su muerte no había sido en vano, que me levantara de un brinco, y bueno… por fin pasó lo que tenía que pasar… Sentí cómo mi cuerpo se paralizaba, cómo el frío lo invadía por completo y me abandonaba. Me toqué el pecho con las manos, las alcé y vi mis manos bañadas de sangre. Sentí cómo, al igual que mis compañeros, me caía y me desplomaba contra el suelo.


Dicen que cuando estás al borde de la muerte ves tu vida pasar ante tus ojos, pero a mí no me ocurrió eso, sólo vi la imagen de mis hijos abrazándome y despidiéndose de mí y a mi mujer con la cara bañada en lagrimas diciéndome, ¡por favor, vuelve a casa!

Fran Parra Páez 4º ESO




3 comentarios:

  1. lo que no sabía ese pequeño soldado es que su mujer y sus hijos eran su vida entera.

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  2. lo dije en su momento y lo vuelvo a repetir: ME ENCANTA ESTE TEXTO!!

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  3. Sencillamente no me gustaría que me ocurriera como a este soldado que está dejando detrás lo que más quiere y ni siquiera sabe muy bien el porqué...

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