jueves, 10 de mayo de 2012

DEL CORREO ELECTRÓNICO A LA CARTA
Un día  como otro cualquiera en una clase de Literatura, leyendo un texto extraído de El Periódico, de fecha 19 de enero de 2004, titulado "De la carta al correo electrónico" y escrito por Miguel Siguan, mis alumnos y alumnas comprobaron las ventajas y los inconvenientes que hay entre una carta manuscrita y un correo electrónico.
"La conclusión parece fácil de extraer.", dice Miguel Siguan, "El mensaje electrónico está sustituyendo a la carta". Y así está siendo verdaderamente. ¿Sabéis por qué? ¡Porque ninguno de mis alumnos ni alumnas de mi clase de Literatura habían escrito jamás una carta a mano a alguien y, ni mucho menos, habían recibido nunca ninguna de nadie! "¡Se pierden algo maravilloso", pensé.
La espera de una carta es algo emocionante y cuando se recibe, "se puede guardar como prenda que resista el paso del tiempo, (...) pero me resulta difícil imaginar a alguien coleccionando hoy correos electrónicos", comenta el autor del artículo.
Entonces, sin pensarlo dos veces, les propuse una actividad diferente y original. ¿Por qué no se escribían cartas entre ellos? Era algo que no se esperaban en absoluto. Nunca habían escrito una carta a mano, nunca habían ido a un estanco a por un sobre y un sello (no sabían dónde se colocaba un sello en un sobre) y nunca habían echado una carta en un buzón. "¿Dónde están los buzones?", me preguntaban.
Pues bien, se han mandado las cartas y... ¡las han recibido!
La lectura de algunas de ellas en clase ha sido realmente emocionante.
Sólo espero que la experiencia les haya sido apasionante y que hayan podido, aunque sea por unos instantes, viajar en el tiempo para observar y darse cuenta de que no todo lo que tiende a desaparecer debería perder su alma por completo.
Cristina Martín de Doria

Algunas de las cartas de mis alumnos/as



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